miércoles, 20 de mayo de 2015

LORENZO CÓRDOVA, la punta del iceberg



El desprecio por los pueblos y culturas anahuacas (indígenas) ha caracterizado a las personas que están en el poder económico, político, educativo, cultural, científico y religioso, desde Hernán Cortés hasta nuestros días. Este racismo acendrado es producto de la ignorancia y de la deshumanización.

En efecto, el racismo no es una cuestión de “prejuicios de un grupo de personas en una sociedad” (como se ha querido ver). Por el contrario, el racismo es, -la base y estructura-, del sistema de la deshumanizada explotación del sistema Colonial (1521-1821) y del sistema neocolonial de ideología criolla (1821-2015). El racismo en consecuencia define la repartición de la riqueza y el trabajo, de la justicia y la equidad, de las oportunidades y el bienestar de los ciudadanos de un país. Lo mismo en México, que en E.U. o cualquier país del “mundo libre” (capitalismo globalizado). El racismo, para que exista, necesita de una institucionalizada infraestructura política, económica, cultural y social. Cuando a las personas y con ello, a grupos numerosos de una sociedad se les “suprime su humanidad”, se les puede explotar o tratar como animales sin problemas legales, morales o éticos. El hecho de reducir a un ser humano a “indio, naco, yope, mugroso, peladito, migrante, etc.” impide cualquier responsabilidad y obligación “con un igual”, el “otro” pasa a ser cosa, objeto, animal. Como el caso de Córdova que se puede burlar del “otro”, no por sus ideas, sino por su “condición humana colonial” de subordinación.

La forma en la que se burló Lorenzo Córdova es lo común y corriente de la sociedad mexicana. El desprecio e ignorancia a nuestra Cultura Madre es producto de la colonización mental, cultural y espiritual inculcada en cinco siglos de ignorancia. El racismo en México es generalizado de “todos contra todos”. Guillermo Bonfil Batalla en 1987 le enseñó al gobierno y a los intelectuales que existía “un México profundo”, con personas de carne y hueso, herederos culturales de la Civilización del Anáhuac. Pero…quién es “indígena en México”…los 16 millones de ciudadanos que le contestaron al INEGI que sabían hablar una lengua originaria? Y los que NO lo confiesan por vergüenza. Y los que no la hablan pero viven en el campo y las ciudades con los principios y valores de las culturas anahuacas. En la década de los años setenta, el 75% del pueblo vivía en el campo y hoy es exactamente al revés. Esta gente, por arte de magia dejó de ser lo que ha sido durante cinco siglos? Y los que no se creen indígenas…qué se creen: españoles, ingleses, alemanes. Y, si son “mestizos”…cómo anda su “mestizaje”…50 y 50%. Un extranjero, cómo cree que nos percibe a usted y a mí…como españoles? Si usted va a la India, como vería a los indios…como ingleses? El problema de la identidad es el gran problema de este país, gente educada por la escuela y la tv como “extranjero inculto en su propia cultura”.
Qué es ser indígena? Tener un fenotipo caucásico? Existen muchos “indígenas y campesinos” en México son “güeros”. Existe gente con fenotipo anahuaca, hablante de una lengua anahuaca, vive como anahuaca y NO QUIERE SER INDÍGENA. Como dice el Maestro Javier Castellanos, “ser indígena en México es una desgracia”. La exclusión, la burla, el abuso es inconmensurable.
Lorenzo Córdova, más allá de ser “blanco y con los ojos azules” piensa y percibe el mundo con la ideología criolla; lo que implica deshumanizar al pueblo, verlo como objeto de explotación y a la naturaleza de la Nación, como objeto de la depredación. Y este es el punto, amable lector.
El problema es que las personas que tienen el poder económico y político de este país son racistas, clasistas, insensibles. No es que “se burlen de los indígenas”. Eso, no tiene la menor importancia, porque solo refleja su incultura, su bajeza y calidad humana. El problema es que toman decisiones de Estado, con esos criterios, con esa mentalidad.
 Esta es la razón por la cual pueden ordenar una matanza, la entrega de los recursos naturales, el desvío de recursos, condenar al trabajador a la pobreza y la esclavitud, sin sentir el menor remordimiento, como dijo la hija del Presidente “son la prole”. Seguramente, esta jóven, en su casa seguramente ahí lo aprendió.
México es un país mestizo, como todos los del mundo, pero la matriz y esencia de nuestro mestizaje es la Cultura Madre. Todos, en lo esencial, en lo filosófico y espiritual de la vida, somos mestizos indígenas. La tragedia es que en el poder, todos se sienten, ¡hijos de Hernán Cortés!  

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