Periodismo desde Zihuatanejo y la Costa Grande de Guerrero para México y el mundo
sábado, 30 de mayo de 2015
martes, 26 de mayo de 2015
miércoles, 20 de mayo de 2015
LORENZO CÓRDOVA, la punta del iceberg
El desprecio por los pueblos y culturas anahuacas (indígenas) ha caracterizado a las personas que están en el poder económico, político, educativo, cultural, científico y religioso, desde Hernán Cortés hasta nuestros días. Este racismo acendrado es producto de la ignorancia y de la deshumanización.
En efecto, el racismo no es una cuestión de “prejuicios de un grupo de personas en una sociedad” (como se ha querido ver). Por el contrario, el racismo es, -la base y estructura-, del sistema de la deshumanizada explotación del sistema Colonial (1521-1821) y del sistema neocolonial de ideología criolla (1821-2015). El racismo en consecuencia define la repartición de la riqueza y el trabajo, de la justicia y la equidad, de las oportunidades y el bienestar de los ciudadanos de un país. Lo mismo en México, que en E.U. o cualquier país del “mundo libre” (capitalismo globalizado). El racismo, para que exista, necesita de una institucionalizada infraestructura política, económica, cultural y social. Cuando a las personas y con ello, a grupos numerosos de una sociedad se les “suprime su humanidad”, se les puede explotar o tratar como animales sin problemas legales, morales o éticos. El hecho de reducir a un ser humano a “indio, naco, yope, mugroso, peladito, migrante, etc.” impide cualquier responsabilidad y obligación “con un igual”, el “otro” pasa a ser cosa, objeto, animal. Como el caso de Córdova que se puede burlar del “otro”, no por sus ideas, sino por su “condición humana colonial” de subordinación.
lunes, 18 de mayo de 2015
miércoles, 6 de mayo de 2015
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