sábado, 30 de mayo de 2015

[CUEC-UNAM] Luz Bajo La Tierra – La Destrucción de Cholula [2015]

miércoles, 20 de mayo de 2015

LORENZO CÓRDOVA, la punta del iceberg



El desprecio por los pueblos y culturas anahuacas (indígenas) ha caracterizado a las personas que están en el poder económico, político, educativo, cultural, científico y religioso, desde Hernán Cortés hasta nuestros días. Este racismo acendrado es producto de la ignorancia y de la deshumanización.

En efecto, el racismo no es una cuestión de “prejuicios de un grupo de personas en una sociedad” (como se ha querido ver). Por el contrario, el racismo es, -la base y estructura-, del sistema de la deshumanizada explotación del sistema Colonial (1521-1821) y del sistema neocolonial de ideología criolla (1821-2015). El racismo en consecuencia define la repartición de la riqueza y el trabajo, de la justicia y la equidad, de las oportunidades y el bienestar de los ciudadanos de un país. Lo mismo en México, que en E.U. o cualquier país del “mundo libre” (capitalismo globalizado). El racismo, para que exista, necesita de una institucionalizada infraestructura política, económica, cultural y social. Cuando a las personas y con ello, a grupos numerosos de una sociedad se les “suprime su humanidad”, se les puede explotar o tratar como animales sin problemas legales, morales o éticos. El hecho de reducir a un ser humano a “indio, naco, yope, mugroso, peladito, migrante, etc.” impide cualquier responsabilidad y obligación “con un igual”, el “otro” pasa a ser cosa, objeto, animal. Como el caso de Córdova que se puede burlar del “otro”, no por sus ideas, sino por su “condición humana colonial” de subordinación.