VIERNES, 4 DE ABRIL DE 2014
CÓMO ES QUE SUCEDIÓ 3/3
5. El mal uso y el abuso que se hizo de la milenaria herencia cultural del pueblo por el absoluto respeto y la estricta obediencia a las autoridades civiles y religiosas.
La civilización del Cem Anáhuac, desde Nicaragua hasta el Norte de E.U. y durante más de tres mil quinientos años, mantuvieron su desarrollo humano a través de los valores como el del “servicio a la comunidad, el respeto a la autoridad, el trabajo disciplinado por la comunidad, la solidaridad y la espiritualidad a través de las prácticas religiosas”.
Esto se logró inculcar en sucesivas generaciones a través del sistema educativo. En efecto, el primer sistema de educación, obligatorio, público y gratuito se desarrolló en el Cem Anáhuac, mucho antes de que existiera la cultura griega. El primer sistema de educación pública en Europa surgió en Italia hasta 1596 d.C.
Las escuelas, el telpochcalli, ilpochcalli y el calmécac, entre otras, a través de la pedagogía tolteca inculcaron en la niñez y adolescencia anahuaca los siete valores de la educación tolteca: responsabilidad, disciplina, respeto, el desarrollo de la atención-concentración-abstracción, trabajo en equipo, comunicación oral-pictográfica y la conciencia comunitaria.
Gracias a estos valores y principios no solo se formaron los individuos, las familias y los Altépetl, sino se pudo lograr los grandes proyectos espirituales esculpidos en la materia a través de cientos de años, como es el caso de lo que hoy conocemos como “la zona arqueológica de Monte Albán, en Oaxaca”, en donde a lo largo de 1350 años, de generación en generación, de manera sistemática y continua, se construyó en una montaña a 400 metros de altura un centro de estudios e investigación. Pero existen cientos de estos maravillosos recintos en lo que hoy es México.
Estos inconmensurables esfuerzos humanos, se pudieron lograr gracias a que los Viejos Abuelos poseían sistemas muy avanzados y decantados en los renglones de: “alimentación, salud, educación y organización”, que son conocidos como la Pirámide de Desarrollo Humano del Anáhuac y que estaba muy interiorizada en todas y cada una de las diversas culturas existentes en el Cem Anáhuac.
Para 1519 la ciudad más grande del mundo era Tenochtitlán. Los conquistadores calcularon que había entre 60 y 120 mil hogares. Suponiendo familias de siete integrantes la ciudad debió contar entre 420 y 840 mil habitantes. Se calcula que la extensión de la ciudad era de 10 km cuadrados. Poseía los logros y adelantos de una ciudad moderna. Agua potable, drenajes, calles, calzadas, canales, todos perfectamente orientados hacia los cuatro puntos cardinales. Había escuelas, bibliotecas, museos, zoológico, templos, mercados, edificios administrativos, casas oficiales, etc.
La vida en el “tollan” era ordenada y muy organizada. Los anahuacas tenemos una tradición milenaria de vivir en comunidad. La convivencia urbana está sustentada en la responsabilidad compartida por la comunidad y el respeto al derecho del vecino. A través del Huey Calpulli, el calpulli urbano o el calpulli rural, nuestros antepasados, por muchas generaciones, aprendieron que la obediencia a la autoridad (la que manda obedeciendo), el trabajo comunitario (del bien común), la participación en las actividades comunitarias debían ser rigurosamente acatadas y desarrolladas con disciplina y responsabilidad.
Este pueblo educado, responsable y respetuoso, que obedecía a sus autoridades civiles y religiosas con ejemplar pasión y devoción, propio de una sociedad civilizada, avanzada, madura y consciente. Porque la dualidad más importante del “bien común”, es, “el gobierno y la organización comunitaria”. Este patrimonio cultural fue en principio, brutalmente usado por los conquistadores y posteriormente, echado a perder por los abusos, despojos e injusticias de los colonizadores que los explotaron casi hasta su extinción. En 1519 se calcula que en lo que hoy es México, existían 25 millones de personas y cien años después quedaban un millón de anahuacas. México no volvió a tener 25 millones de habitantes hasta la década de los años cuarenta del siglo XX.
En el “banco genético de información cultural”, los pueblos anahuacas tienen como principio el irrestricto respeto a las autoridades civiles y religiosas, además de su organización comunitaria. De esta herencia cultural producto de 3500 años de civilización, los conquistadores y colonizadores primero, y neo colonizadores después, abusaron y abusan hasta la saciedad.
Este abuso ha producido, a través del tiempo, un rechazo a la autoridad, la legalidad y las instituciones del “Estado que les es ajeno” y generalmente está en contra de sus intereses. Ha aprendido, dolorosamente, en estos cinco siglos que el gobierno, la ley y el policía de la esquina, están para explotarlo. El “México de los criollos y solamente para los criollos”, lo ha excluido históricamente de la toma de decisiones y de los beneficios y oportunidades. Solo lo ha usado para sus luchas -armadas y políticas-, y para enriquecerse a partir de su ignorancia provocada.
Sabe, por dolorosa experiencia, que “este país” no le pertenece. De modo que no lo cuida, no lo preserva, porque sabe que todo es rapiña. Por lo mismo, los extranjeros y los criollos, tampoco lo procuran. México es para hacerse rico, -como Cortés y Malinche- lo más rápido posible, sin la menor inversión y a cualquier costo humano y ambiental. Esta es la razón como en estos cinco siglos se ha ido convirtiendo en un páramo desolado, físico y humano. De poseer el 75% de la biodiversidad del planeta en 1519 y tener un pueblo educado, hoy en día está ante una catástrofe social y ambiental.
En el marco de la Teoría del Control Cultural de “lo propio y lo ajeno”, del Dr. Guillermo Bonfil, podríamos suponer que en “el espacio cultural, comunitario y familiar”, las culturas anahuacas respetan estrictamente a las autoridades y las leyes “no escritas propias”. Y en el espacio de lo ajeno, el anahuaca rechaza y corrompe a las leyes e instituciones coloniales y neo coloniales. Lo que produce una sociedad esquizofrénica y bipolar, en permanente estado de tensión y sumamente explosiva.
Una sociedad indisciplinada, corrupta, violenta, indolente e inconsciente es lo que se ha producido en estos cinco siglos de colonización, modernidad, eurocentrismo y epistemicidio. El anahuaca sabe que no le pertenece este país. Lo intuye o dolorosamente lo ha aprendido en el desolado paramo de la injusticia, en la represión, el abuso y el despojo.
6. Gran parte de los pueblos asumieron la modernidad como proyecto propio y aceptaron su rol de “colonizador-colonizado”.
A partir de 1521 las leyes, las autoridades y las instituciones impuestas por la corona española fueron de carácter “colonial”. Es decir, estaban diseñadas para la explotación de la mano de obra anahuaca y la depredación de sus recursos naturales en favor de los extranjeros y el reino de España. La Colonia no cayó como un telón después de la toma de Tenochtitlán.
La implantación del sistema colonial ha sido un proceso de cinco siglos, muy complejo, lento y profundo hasta nuestros días. No solo por la ocupación extranjera, en los tres primeros siglos por parte de los españoles y de 1821 a la fecha, en el periodo neocolonial, por europeos y emigrantes del Medio Oriente.
Sino fundamentalmente, por la “interiorización” de la cultura colonial en la mente y el corazón de los propios anahuacas. Ha sido un fenómeno de largo plazo, debido entre otras cosas a la lucha de resistencia cultural de los pueblos y culturas del Anáhuac, como también por la orografía e incomunicación que existió durante muchos siglos en diversas regiones del territorio.
El debate entre “lo propio y lo ajeno” (Guillermo Bonfil Batalla. 1991.), entre “la tradición (Toltecáyotl) y la modernidad (europeización)”, se ha ido dando desde el 13 de agosto de 1521 hasta nuestros días. La conquista prosigue y la colonia sigue lacerando. El “espíritu de Cortés-Malinche” sigue vivo en muchos mexicanos modernos que, independientemente de que sean “indígenas”, mestizos o criollos, a la menor oportunidad en el ejercicio del poder despiertan estos pavorosos espíritus malignos en pleno siglo XXI.
Desgraciadamente, en los últimos cuarenta años hemos perdido gran parte de la identidad anahuaca que mantuvieron los “jóvenes abuelos” a lo largo de 450 años de vigorosa lucha y heroica resistencia cultural.
El Anáhuac ha perdido, en las últimas cuatro décadas, mucho de su sabiduría ancestral en el campo del conocimiento culinario, de la salud, de las lenguas, de la agricultura, la arquitectura e ingeniería tradicional, “la tradición y el costumbre”; pero sobre todo, de los valores y principios de la Toltecáyotl al interior de las personas, las familias y las comunidades. Hemos perdido un universo de conocimientos, actitudes y sentimientos, que nos daban “un rostro propio y un corazón verdadero” a cada comunidad de este país desde hace miles de años.
La “modernidad” ha tomado mucha fuerza a partir de la migración a E.U., a los medios masivos de comunicación, al sistema educativo TELEVISA/SEP, a la ampliación de mercados de las empresas transnacionales que han llegado a todos los rincones del país, despertando la voracidad consumidora, la esquizofrenia cultural y la desolación social. La modernidad nos ha condenado a la auto ignorancia, la comodidad y el abandono.
Pero este cambio de tradición por modernidad comenzó desde 1519. Malinche e Ixtlilxóchitl son “los insignes modernizadores reformadores”. Los tlatoanis y los Altépetl que se pasaron al bando de Cortés, fueron los primeros “modernizadores del Anáhuac”. En el periodo colonial “lo moderno” (como ahora lo entendemos), era lo cristiano, la lengua del conquistador, los productos que se conocían como “de castilla”.
Lo “tradicional” (como ahora lo entendemos) era la permanencia a la cultura Madre basada en los principios y valores de la Toltecáyotl. Los anahuacas que vivían más cerca del círculo social de los peninsulares, criollos y mestizos, eran los que trataban de “modernizarse” para tomar mejores posiciones en la sociedad novohispana colonial. Hasta nuestros días muchos anahuacas no quieren que sus hijos aprendan su lengua Madre.
Lo “tradicional” (como ahora lo entendemos) era la permanencia a la cultura Madre basada en los principios y valores de la Toltecáyotl. Los anahuacas que vivían más cerca del círculo social de los peninsulares, criollos y mestizos, eran los que trataban de “modernizarse” para tomar mejores posiciones en la sociedad novohispana colonial. Hasta nuestros días muchos anahuacas no quieren que sus hijos aprendan su lengua Madre.
El rol de “colonizador-colonizado”, ha sido aceptado por una parte de los anahuacas, especialmente los que se asumen como “mestizos”, tanto individualmente como de manera comunitaria. En efecto, existen muchas poblaciones que “no se asumen como indígenas”. Su mestizaje está sustentado en el individualismo, el consumismo y el pragmatismo. En contra parte, las personas que se asumen como “indígenas” son “comunitarias, solidarias y tradicionales”.
El “colonizado-colonizador” desde el principio ha sido “emprendedor con aspiraciones”. Progresa y asciende en la escala social. Acepta sumisamente la explotación, la exclusión y el abuso de aquellos que él cree superiores. Pero de la misma forma, explota, oprime y abusa despiadadamente de aquellos que él piensa que son inferiores. Rechaza su fenotipo y pretende parecerse a los colonizadores, se tiñe el cabello de rubio, le pone nombres anglosajones a sus hijos, viste “a la moda” y consume mercancía pirata para simular marcas que no están a su alcance económico. La esquizofrenia cultural, “los empresarios-emprendedores vs. los solidarios-cooperadores, la modernidad vs. la tradición, el México imaginario vs. el México profundo.
La modernidad y su calidad de colonizadores-colonizados los ha dejado indefensos, vulnerables, frágiles. Sin memoria histórica, sin identidad cultural, sin tradiciones y costumbres, sin lengua Madre. Exaltando lo ajeno y despreciando lo propio. Permanentemente despreciados por su colonizadores y despreciando al mismo tiempo sus hermanos colonizados. Perdidos en “el laberinto de la soledad”.
7. En la Colonia empezó una lucha fratricida para lograr posicionarse a cualquier precio en la nueva sociedad colonial y posteriormente neocolonial perdiéndose el valor sagrado de la Vida, los valores ancestrales y la cultura comunitaria.
Es interesante como desde los primeros años de la Colonia existieron grupos que trataron de transformarse en “conquistados-conquistadores”. Un ejemplo muy claro es que los guerreros anahuacas que formaron los contingentes militares que apoyaron a los españoles durante la batalla por Tenochtitlán, posteriormente siguieron sobre los demás Altépetl, pero con los “usos y costumbres” de las guerras europeas, es decir, el asesinato del adversario, el saqueo de sus bienes y la destrucción de las comunidades. Cosa que generalmente no se hacía antes de la invasión europea, donde la guerra tenía un sentido mistico-sagrado, aunque transgredido.
Existen muy bien documentados, cantidades inmensas de “juicios” entre propios indígenas, que al asumir la “cultura española-moderna-individualista-pragmática”, entraron en conflictos económicos y mercantiles entre ellos mismos. Otro tipo de juicios eran los de comunidades en defensa de sus tierras en contra de españoles, criollos, mestizos e “indígenas colonizadores” (“para que la cuña apriete”).
El individualismo, la modernidad, la colonización, ha producido una sociedad “caníbal”, corrupta y cínica, desde las bases mismas del pueblo que ha perdido la cultura Madre. En general se perdió en las ciudades y grandes poblaciones los valores ancestrales de la Toltecáyotl, sin embargo, es lo común encontrar en lugares apartados a indígenas y mestizos, como caciques de “orca y cuchillo”. El “criollismo” es una ideología, no es cuestión de fenotipos.
La modernidad ha ido venciendo a la tradición. Sumado a esto, desde Cortés hasta el último grupo que se ha apoderado de la presidencia, el poder es producto de un acto ilícito, y si, “extraordinariamente” llega a ser legal, el ejercicio de la autoridad y el poder es inmoral por la estructura del mismo sistema colonial, como el caso de Fox.
En efecto, existe un vacío abismal entre “las autoridades” y el pueblo, porque los que mandan, -no obedecen al pueblo-, sino a los intereses económicos y políticos de quienes les ayudaron a “apropiarse” del poder. Los intereses de la mayoría del pueblo no son los mismos de las minorías que tienen el poder económico y político, además de que, en general son extranjeros o criollos, por lo que sus “intereses” están fuera de las fronteras.
Colofón. Entonces…cómo es que nos ha sucedido esto.
Como hijos de los hijos de los Viejos Abuelos toltecas. Como dignos herederos de la Toltecáyotl, es de imprescindible necesidad, buscar las razones que nos han hecho cambiar en forma negativa y prescindir de la sabiduría ancestral para construir nuestra realidad y el futuro de nuestros hijos.
Necesitamos dejar atrás la “historia oficial” hispanista, plagada de falsedades y sitios comunes que nos alejan de la inconmensurable sabiduría ancestral. Por medio de la verdad histórica, descolonizada y descarnada, debemos de conocer la verdad y nuestros propios errores, porque el problema que hoy vivimos, no solo lo han producido, “los españoles”. Este es otro sitio común que nos impide utilizar la sabiduría tolteca sobre “El Espejo Humeante de Tezcatlipoca”, para re-conocer nuestro verdadero rostro. Nos impide ser analíticos y ser auto críticos.
Necesitamos recurrir a Xipe Totec, el “Señor del Descarnado”, para que como en la parábola tolteca, “desprendamos la materia carnal que conduce al cuerpo a su corrupción y liberar el alma, que al quedar descarnada, libre y purificada, -como la mariposa de obsidiana-, inicia su vuelo a las alturas celestiales del Espíritu”.
De la misma forma, tenemos que recurrir al rito de Xipe Totec y desprender de nuestra conciencia anahuaca, todas las mentiras y tergiversaciones hechas por los colonizadores de ayer y de hoy. Desechar también los sitos comunes, de que todos nuestros males son producto de “los españoles”.
Necesitamos saber, qué fue lo que nos ha sucedido en estos cinco siglos.
Cómo fue posible que siendo los hijos de los hijos de una de las civilizaciones más antiguas y con origen autónomo, y la que llegó a alcanzar el más alto grado de desarrollo humano para todo su pueblo, ahora estemos viviendo en la total orfandad e ignorancia.
Cómo es qué perdimos el sentido sagrado y divino de la vida. Cómo es que abandonamos nuestros ancestrales valores de comunitariedad, solidaridad, espiritualidad, amor y respeto por la vida.
Cómo es que desapareció la conciencia espiritual del mundo y la vida. Por qué hemos aceptado, en estos cinco siglos, valores y modelos culturales negativos, depredadores y criminales totalmente opuestos a nuestra concepción filosófica y cultural milenaria.
Será posible recuperarlos. Seguirán vivos en nuestro “banco genético de información cultural”. Podremos re-utilizarlos y adaptarlos para constituirlos en poderosas palancas que nos permitan remover cinco siglos de enajenación, barbarie y deshumanización.
Las respuestas están en lo más profundo de nuestra conciencia y nuestro corazón. Por más difícil que parezca, no es imposible. Lo difícil no es hacerlo, lo difícil es imaginarlo.
4 de marzo 2014
Oaxaca.
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LUNES, 31 DE MARZO DE 2014
OCTAVIO PAZ Y SU PERCEPCIÓN DEL "MÉXICO PREHISPÁNICO"
México es un país con dos realidades en lucha permanentemente, a veces de manera estridente y sangrienta, otras veces, silenciosa y subterránea, pero siempre manteniendo estados de tensión dinámica. Dos visiones del mundo diferentes, dos posiciones irrenunciables, dos maneras de entender el mundo y la vida. Una que viene desde el inicio de la civilización Madre, miles de años antes de la era cristiana y la otra que llegó con los europeos.
A lo largo de más de siete mil quinientos años los pueblos originarios crearon sus culturas, que en conjunto forman parte de la civilización del Cem Anáhuac. Esta civilización, que es una de las seis más antiguas y con origen autónomo de la humanidad, creó a lo largo de milenios sus propias -instituciones, leyes y autoridades-, que le permitieron impulsar, organizar y regular su Desarrollo Humano.
Sin embargo, a partir del 13 de Agosto de 1521 los europeos condenaron a la destrucción y a la negación a la civilización vencida. Desde la misma destrucción de la México-Tenochtitlán que en su momento era la ciudad más grande del mundo, pasando por la destrucción de sus instituciones, la proscripción de sus leyes y la deposición de sus autoridades; la negación de sus sistemas: alimentario, de salud, educativo y de organización, hasta llegar al mismo genocidio y epistemicidio.
A partir de 1521 los europeos no tomarán en cuenta a la civilización vencida, pero usaran y explotaran exhaustivamente todos sus conocimientos y recursos. Durante los tres siguientes siglos la única preocupación de los españoles es cristianizar a los naturales y en los siguientes doscientos años, los criollos trataran sucesivamente de civilizarlos, integrarlos y modernizarlos en medio de su explotación. Siempre serán una carga, un lastre pesado para alcanzar su proyecto civilizatorio que permanentemente ha excluido a los vencidos.
De este modo en México desde 1521, la CULTURA, ha sido la Occidental y la de los vencidos, sólo ha sido "folclor". La LENGUA ha sido el español de los colonizadores, los "dialectos", la de los vencidos. El ARTE ha sido de Occidente y la "artesanía" de los invadidos. La MEDICINA del europeo y la "brujería" del indígena. La HISTORIA ha sido la de Europa y los "mitos de origen", la memoria de los pueblos originarios.
Y así, en todos los campos del conocimiento humano. Se dijo en la época colonial y se mantiene hasta la actualidad que, "los indios no son de razón". El movimiento insurgente de los indios mayas de Chiapas, es un claro ejemplo de cómo la cultura dominante no acepta que exista "una inteligencia indígena" y para ellos el Subcomandante Marcos dirige y utiliza a los indios.
A diferencia de los colonizadores ingleses en Norteamérica, que desde un principio quisieron liberarse de Europa y crear "un nuevo mundo", rompiendo con los caducos moldes de ultramar. Los colonizadores españoles pretendieron crear una extensión de España en México y asumir supuesta "nobleza" a pesar de la dudosa honestidad de su riqueza. El colonizador español nunca hizo de México su casa definitiva, sino siempre fue un trampolín temporal para regresar a España cargado de oro, después de haber hecho "la América". De modo que siempre importó las ideas y los conocimientos de España, generalmente de manera torpe y tardía.
Desde el inicio del periodo colonial, las ideas políticas, sociales, artísticas, científicas, literarias, educativas, venían de España. En el periodo independiente, los criollos ilustrados que desplazaron a los peninsulares en el poder, pusieron sus ojos, su cerebro y su corazón en Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Jamás vieron hacia adentro, ni intentaron revalorar a la civilización que les servía de base para construir su realidad.
En el caso especial de los artistas e intelectuales en México, el modelo generalmente siempre ha sido Europa. La mayoría de ellos, "malitos y regulares", no han hecho más que copiar e imitar el arte y el pensamiento europeo y hacer "variaciones tropicales sobre el mismo tema". Con sus grandes excepciones de aquellos artistas nuestros considerados "universales", la mayoría copia y hace variaciones sobre las tendencias y búsquedas europeas. Tratamos de ser "europeos" en México copiando mal y tardíamente las modas y las corrientes "de vanguardia". Pintamos, escribimos, componemos, como europeos. Con sus temas, escuelas y corrientes. Queremos "crear" como europeos y lo que producimos en consecuencia es una mala copia. Acaso una "variante tropical interesante", pero nunca una original.
Es de observar que nuestros artistas e intelectuales han querido llegar a los "espacios universales del arte" (eurocentrismo), por medio de las manifestaciones de la cultura europea. Misión por cierto literalmente imposible y suicida, pues jamás podremos llegar a ser mejor que ellos mismos. No compondremos mejor que Mozart, ni pintaremos mejor que Van Gogh o escribiremos mejor que Cervantes, Goethe, Dante, o Shakespeare. Como ningún mariachi sudamericano tocará mejor que una jalisciense o un bailarín profesional bailara mejor la Danza del Vendado que un anahuaca yaqui o una orquesta sinfónica europea toque mejor La Sinfonía India de Chávez, que la Orquesta Sinfónica Nacional.
El caso del poeta Octavio Paz, Premio Nobel de literatura, que podríamos considerar el más ilustre de nuestros artistas e intelectuales, que ha sido reconocido en el ámbito internacional, bien puede ejemplificar lo que estamos tratando de argumentar. Hombre que creció en el mundo de "las bellas artes europeas", que vivió en Francia y en Estados Unidos años muy importantes de su formación intelectual y que es "heredero" del acervo cultural de Europa. Poeta y escritor "culto" que escribió ensayos sobre el "ser" del mexicano y de "lo mexicano", siempre con los "ojos de un extranjero" para ver hacia adentro de su identidad. Su visión del México antiguo es muy superficial aunque enciclopédica, porque debemos de reconocer que Paz era un hombre con gran capacidad.
A lo largo de la obra de Paz se nota un profundo conocimiento de la cultura Occidental. Sólidas bases de su pensamiento están inspiradas en la cultura grecolatina, francesa, italiana, alemana, inglesa, norteamericana. En sus ensayos es común encontrar las citas en la lengua de autores referidos. Su visión de las culturas -no Occidentales- es muy eurocéntrica, comenzando con la de México. Me permito citar algunos puntos medulares de su ensayo "VISLUMBRES DE LA INDIA" que el autor publicó en el año de 1995, ya en la punta de su brillante carrera, con todos los reconocimientos y después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura en 1990. Este ensayo lo escribió de los recuerdos y apuntes que tenia de su estancia en la India, donde fue Embajador del Gobierno de México de 1962 hasta 1968.
En "Vislumbres de la India", Octavio Paz hace comparaciones sobre la India y México para explicar la realidad de aquel lejano país, sin embargo, desde nuestro punto de vista, denota una lamentable ignorancia sobre los cimientos filosóficos y culturales de una civilización que Paz no conoció. Da la impresión, retomando a Guillermo Bonfil Batalla, que Paz sólo conoció al México imaginario y que el México profundo fue algo más lejano e indescifrable para él, que la misma India.
"Los pueblos mexicanos no experimentaron nada semejante a la penetración del budismo en Ceilán, China, Corea, Japón y el Sudeste asiático.... Las culturas mexicanas vivieron en una inmensa soledad histórica; jamás conocieron la experiencia cardinal y repetida de las sociedades del Viejo Mundo: la presencia del otro, la intrusión de civilizaciones extrañas, con sus dioses, con sus técnicas y sus visiones del mundo y del trasmundo.
Frente a la vertiginosa diversidad del Viejo Mundo, la homogeneidad de las culturas mexicanas es impresionante. La imagen que presenta la historia mesoamericana, desde sus orígenes hasta el siglo XVI, a la llegada de los españoles, es la del círculo. Una y otra vez esos pueblos, durante dos milenios, comenzaron y recomenzaron, con las mismas ideas, creencias y técnicas, la misma historia. No la inmovilidad sino un girar en que cada nueva etapa, simultáneamente, fin y recomienzo. A Mesoamérica le faltó el contacto con gentes, ideas e instituciones extrañas.
Mesoamérica se movía sin cambiar: perpetuo regreso al punto de partida.... Los antiguos mexicanos vieron a los españoles como seres sobrenaturales llegados de otro mundo porque no tenían categorías mentales para identificarlos." [Pág. 107]
Apreciamos en el texto una visión muy pobre y simplista del pensamiento cosmogónico de los antiguos mexicanos. Analiza con la premisa del colonizador, "lo que no es parecido a lo europeo, es imperfecto, carente, insuficiente". Paz menciona al "Viejo Continente" cuando sabemos que es un solo continente llamado con propiedad Euroasiáticoafricano, porque están unidos y por lo mismo las emigraciones, invasiones e intercambio de los pueblos que han vivido en esa formidable masa de tierra.
Sin embargo, Paz no ve el formidable intercambio intercultural que existió en Mesoamérica, donde durante miles de años los pueblos compartieron una misma estructura filosófica-civilizatoria y a pesar del prodigo intercambio cultural, las culturas mantenían sus diferencias. Caso actual de esta premisa lo representa el estado de Oaxaca que actualmente cuenta con 16 culturas y cada una de ellas tiene su propio idioma, y aunque viven en estrecha colindancia, no toman préstamos lingüísticos. Paz presupone como negativo que los antiguos mexicanos apreciaran el tiempo y el desarrollo de manera cíclica y circular.
El hecho de que no apreciaran el tiempo de manera lineal como Occidente, no los hace menos, primitivos o deficitarios. Las nuevas y más adelantadas concepciones científicas nos hablan de una percepción del tiempo y del espacio, más cercana a la de los antiguos mexicanos, que a la de los europeos modernos. El más preclaro filósofo moderno de Occidente, Federico Nietzche, nos habla del "eterno retorno".
Finalmente diremos que el intercambio cultural entre todos los pueblos originarios del continente Americano, fue una realidad que no se ha querido ver. Bástenos ver el discurso icnográfico en todos sus diseños, especialmente la cruz que la investigadora Laurette Séjurné ha llamado "el quincunce", que aparece sistemática y permanentemente en todos los pueblos indígenas del pasado y del presente, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego. Que no seamos iguales al "otro", nos tiene que hacer por fuerza colonizadora menos, parece apreciarse en el texto citado de Octavio Paz.
Más adelante el autor de "Vislumbres de la India" hace la siguiente afirmación simplista y colonizada en torno a la conquista en México.
"El ejemplo contrario y complementario es el de los pueblos americanos, que no pudieron resistir a los conquistadores europeos: sus culturas desaparecieron, a la inversa de lo que ocurrió con los hindúes, musulmanes y chinos ante el imperialismo europeo. El Choque entre los españoles y los mesoamericanos fue un violento encuentro entre civilizaciones que se resolvió por la derrota de la mentalidad mágica y la cultura ritualista. La inferioridad científica, filosófica, técnica y política de los mesoamericanos no explica enteramente a la conquista." [pág. 114]
Estos conceptos vertidos por el más insigne de los intelectuales de México a cinco años de terminar el siglo XX, nos demuestran como la "cultura dominante" sigue negando cualquier valor de la civilización anahuaca y que menos se "identifica" con ella. Paz dice que los anahuacas no pudieron resistir a los conquistadores europeos.
Quien conoce en verdad el proceso de la conquista, entiende que fue producto de la trasgresión filosófica-religiosa que hicieron los mexicas de la Toltecáyotl y el odio que habían logrado inspirar en su contra por los pueblos sometidos por su sangriento imperialismo. La conquista se llevó a cabo gracias a la participación de cientos de miles de guerreros tlaxcaltecas, texcocanos, xochimilcas y demás pueblos que enviaron sus guerreros a pelear del lado del "enviado" de Quetzalcóatl, como sé hacia pasar Cortés.
Además, no se puede comparar el momento histórico y las condiciones en que los pueblos asiáticos se encontraban cuando los europeos iniciaron el contacto. Las culturas de Asia eran muy superiores tecnológica, naval y militarmente que las europeas. Los europeos no fueron a "invadir y conquistar", llegaron en cambio, mansamente a comerciar y a importar tecnología que, posteriormente, utilizaron para la invasión de todo el mundo.
En China encontraron la pólvora y la brújula, copiando mejoras tecnológicas para sus naves, que posteriormente las convertirán en potentes naves de guerra. La invasión militar de Europa a Asia se dio hasta el siglo XIX, cuando ya habían logrado asimilar y refuncionalizar la tecnología asiática. Es lamentable que Paz, al igual que los ideólogos del siglo XVI como Juan Ginés de Sepúlveda, defienda la tesis de que un pueblo guerrero e invasor sea superior al vencido.
"Las personas y bienes de los que hayan sido vencidos en justa guerra pasan a los vencedores. Los vencidos en justa quedan siervos de los vencedores, no solamente porque el que vence en alguna virtud excede al vencido, como los filósofos enseñan, y porque es justo en derecho natural que lo imperfecto obedezca a lo más perfecto..." Ginés de Sepúlveda.
Sorprende que Paz diga que "el encuentro entre civilizaciones se resolvió por la derrota de la mentalidad mágica y la cultura ritualista", pues la cultura de los españoles de 1521 era tan mágica y ritualista como la de los antiguos mexicanos.
El propio Bernal Díaz del Castillo describe como Cortés llevaba entre sus hombres a un "brujo" y al que acudieron en varias ocasiones para salir airosos de sus lances. Los rituales de las Cortes Medioevales, como las supercherías de los pueblos europeos eran propios de la Edad Media, la época de mayor oscurantismo de Occidente.
No entendemos como Octavio Paz puede hablar de una inferioridad científica de los antiguos mexicanos, cuando ya se reconoce que el maíz es un hijo de la ingeniería biogenética en el sexto milenio antes de Cristo nacido en el Valle de Tehuacán y que los mayas inventaron el cero matemático o que el conocimiento de la mecánica celeste era literalmente perfecto y que el calendario Gregoriano que usa actualmente Occidente, fue producto de la modificación que se le hizo al antiguo calendario Juliano, gracias a los conocimientos que llegaron al Vaticano de México. Y no se diga de “la cuenta larga” en torno al centro de la Galaxia, cuando los europeos pensaban que la Tierra era plana.
No entendemos como Paz asegura que los antiguos mexicanos tenían una inferioridad filosófica y técnica, si Occidente no ha reconocido hasta nuestros días que existiera una filosofía anahuaca, que fuera capaz de estructurar y articular un impresionante desarrollo humano que tuvo un recorrido inalterable, por lo menos de tres milanos consecutivos.
¿Dónde está plasmado el pensamiento filosófico en la historia y la filosofía oficial mexicana? Lamentablemente no existe en los libros de texto oficiales, y sí no existe, ¿cómo es posible que Paz diga que ésta era inferior?
La Toltecáyotl sigue viva, presente y vigente en el México contemporáneo, pero es más evidente en el "México profundo", razón por la cual no la "ven" nuestros preclaros intelectuales occidentalizados. Finalmente Paz asegura que existe una supuesta inferioridad técnica de los antiguos mexicanos frente a los invasores europeos. Como ya dijimos, los europeos fueron a Asia a apropiarse de las tecnologías y les dieron un uso guerrero e invasiva y en el Anáhuac aprendieron la cuenta perfecta del tiempo.
Hasta la fecha, Occidente avanza tecnológicamente a partir de la investigación militar, las guerras y el comercio. Pero si la técnica y el conocimiento anahuaca no estaban enfocados a los aspectos militares, no necesariamente implicó esto, una "inferioridad" técnica, científica y cultural.
Un buen ejemplo para hacer una, ya de por sí, difícil comparación entre el Cem Anáhuac y Europa, es que en el siglo XVI, los españoles encontraron en México-Tenochtitlán, la ciudad más grande del mundo con aproximadamente ochocientos mil habitantes, mientras París, que era la urbe más grande de Europa en esos momentos apenas contaba con 62 mil habitantes.
Tenochtitlán en el periodo Postclásico decadente, contaba con la cuadricula que hoy usan las ciudades modernas en el trazo de sus avenidas y calles, que Europa no tuvo de manera regular hasta el siglo XIX. La ciudad de México tenía agua potable, calzadas, canales, calles. Edificios públicos como: bibliotecas, zoológicos, mercados, bodegas generales, escuelas, baños públicos. La medicina y la higiene era muy adelantada y conocían toda la herbolaria para tener una buena salud, además de las famosas trepanaciones que Europa en ese momento no hacían.
Técnicamente los antiguos mexicanos vivan con una mayor calidad de vida, tanto en alimentación, higiene y salud, educación y deporte; que los europeos. Aunque ciertamente no disponían de su tecnología militar, pero esto, insistimos, no es suficiente razón para suponer una inferioridad técnica, que solo existe en las mentes eurocéntricas, colonialistas y guerreras. Octavio Paz trata de explicar lo que sucedió en la India en el aspecto religioso, comparando el violento choque religioso que vivieron los antiguos mexicanos. Paz afirma que los indígenas abrazaron la religión cristiana de manera "voluntaria".
Paz no se puede ver más colonizador y desconocedor de la historia y la cultura de su propio pueblo. Ante esta afirmación, debemos suponer que para el autor los antiguos mexicanos se sintieron "liberados" por sus conquistadores y que estuvieron oprimidos por antiguos cultos sanguinarios.
Por supuesto que nadie avala los sacrificios humanos, pero lo cierto es que los aztecas vivían un periodo de decadencia filosófica y religiosa [por la cual pudo ser posible la conquista], sin embargo, tendríamos que tomar en cuenta que en la transgredida ideología azteca, la muerte en sacrificio era una "gracia" y una liberación para el espíritu, que llegaba a la vida verdadera por este medio.
Algo verdaderamente aberrante, pero exactamente, igual al que tenían los misioneros españoles que creían que sí morían sacrificados en la difusión de su credo, llegarían al reino de los cielos. Muchos misioneros vivían obsesionados en el sacrifico, que iba desde la autoflagelación hasta la inmolación con infieles, para lograr la gracia celestial. Tanto los indígenas como los misioneros que morían en tal condición, pensaban que era un privilegio.
Sin dejar de mencionar la opresión que durante toda la colonia significo la misma institución de la iglesia y la Santa Inquisición; tanto para indígenas como para los propios españoles.
Para Octavio Paz, como para muchos "intelectuales mexicanos occidentalizados", la presencia de los invasores europeos fue una epopeya por "civilizar" al mundo primitivo y salvaje, que no tuvo ni ha tenido valor y cabida en su proyecto colonizador, más que de ser la materia prima, la mano de obra barata y sin derechos humanos con la cual construir un "nuevo mundo" para los colonizadores. Los pueblos agredidos, invadidos, saqueados, explotados, violados y escarnecidos, para la mentalidad colonizadora, "salieron ganado" de este proceso histórico.
“No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa que, en sus grandes trazos, todavía está en pie. Unieron a muchos pueblos que hablaban lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían. Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas.
Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin ellos –quiero decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro país- no seríamos lo que somos. Seriamos, probablemente, un conjunto de pueblos divididos por creencias, lenguas y culturas distintas." [pág. 116]
Creo que no puede haber mayor comentario a este último párrafo, es dramáticamente explícito. Es claro que para algunos intelectuales y artistas mexicanos, que se supone, deberían de ser las "antenas" y los visionarios de su pueblo, en el caso de un país colonizado como México, han estado y están de parte de los colonizadores-explotadores. Mientras nuestros intelectuales y artistas no se descolonicen ideológicamente.
Mientras no aprendan a ver su pasado y su Cultura Madre con otros ojos. Mientras no encuentren inspiración en los valores y principios de la milenaria sabiduría de nuestros Viejos Abuelos. Mientras no analicen de manera objetiva el deshumanizado e injusto sistema colonial en el que hemos vivido desde 1521 los mexicanos.
Seguirán sirviendo para mantener y perpetuar el sistema y el pueblo no podrá contar con ellos para su descolonización. Oaxaca 2008.
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