viernes, 12 de octubre de 2012

EL DÍA DE “LA RAZA”...



 
En esta tierra, los que han gobernado y poseído el poder económico y político, desde Hernán Cortés hasta nuestros días, en general, no provienen de la Cultura Madre. En su gran mayoría son descendientes culturales y raciales de los extranjeros que han venido a colonizar y a sustraer riqueza.



Este país, mal llamado México, dado que no todos somos mexicas. Su historia se puede entender en dos grandes bloques. El primero de 7500 años, desde la invención de la agricultura, hasta la invasión europea. El segundo, desde la invasión a nuestros días. Al primero, Guillermo Bonfil lo llamó “El México profundo” y al segundo, “El México imaginario”.

 
 
 




Este segundo bloque se puede dividir a su vez, en otras dos partes. El periodo Colonial (1521-1821). Y el periodo Neocolonial (1821 a 2012). La patria de los criollos encuentra sus cimientos en la INVASIÓN europea y la TRAÍCIÓN de los criollos a sus hermanos los gachupines o españoles peninsulares. Históricamente “México es producto de una invasión y una traición” en medio de una permanente exclusión de sus pueblos y culturas originarias.



En ambos casos, los hijos de la civilización invadida han sido usados como carne de cañón en sus grandes guerras, sus negocios, industrias y luchas electorales. Los anahuacas, es decir, los descendientes culturales del Anáhuac, desde 1519 hasta nuestros días han estado engañados y puestos al servicio de los intereses exógenos, luchando y trabajando por proyectos ajenos en esencia a ellos mismos.
 
 



En efecto, en la invasión, los filibusteros españoles, que en su mejor momento no excedía de 2350 hombres mal armados y sin entrenamiento militar, fue apoyada por más de 400 mil guerreros texcocanos, tlaxcaltecas, totonacas, etc., y comandadas por el estratega y comandante en jefe de ese gran ejército, nos referimos a Ixtlilxóchitl, el hijo de Nezahualpilli y enemigo de Moctezuma II, quien dirigió la guerra contra los mexicas.


 

Y en la “traición”, los criollos: Hidalgo, Allende, Aldama, Ortiz y demás, alzaron a los pueblos anahuacas en contra de los gachupines iniciando un “estallido social” para hacerse del poder colonial al grito de “es hora de matar gachupines, arenga de Hidalgo”.



 
 


Morelos, Guerrero, Matamoros, etc., mestizos que lucharon en favor de la causa de los criollos, llevaron a la muerte de decenas de miles de anahuacas y todos fueron traicionados por Agustín de Iturbide, -criollo-, que consuma la lucha en contra de los españoles peninsulares y se nombra “emperador” del Imperio Mexicano del Anáhuac.




 

De 1821 a la fecha, los criollos se la han pasado luchando por el poder en la construcción de “su país”, pero divididos y enfrentados en dos bandos: conservadores vs. liberales (panistas vs. priístas), sufriendo dos invasiones y perdiendo más de la mitad del territorio. 


  


En estos casi dos siglos, jamás han tomado en cuenta, ni la civilización Madre ni a los pueblos que conforman “su país”.



 



La política neo-colonial es la negación, exterminio y exclusión de los pueblos y culturas ancestrales. Los modelos de “su país”, siempre han sido foráneos: tres siglos fue español (1521-1821), después francés (1821-1921), y ahora norteamericano (1921-2012). Los criollos se caracterizan por ser inseguros, ineficientes e ineficaces, así como sistemáticos traidores a su propia “patria”. 




 
La civilización y culturas del Anáhuac han sido violenta y sangrientamente tratadas de destruir a través del genocidio, por medio de los cuerpos armados (institucionales o ilegales), la injusticia por medio de las “instituciones de impartición de justicia”, la economía por medio del Mercado, la cultura por medio del sistema educativo y la multimedia.
 

 





La cultura dominante, los criollos en “su país” siempre han vivido de espaldas a su pueblo. Denigrándolo, pero usándolo. Explotándolo pero despreciándolo. Negándolo pero viviendo a expensa de él.

 

Y toda esta reflexión, -en el día de la raza-, para analizar la carga ideológica que tiene la forma de “nombrar al otro”. El que es originario de esta tierra, es decir, “el indígena”, el que no es “como nosotros”. 



  


El aborigen, que significa el que está aquí desde el comienzo… según el Diccionario de la lengua española. En efecto, ya no se les dice “indios”, porque sabemos que los únicos indios son los que viven en la India. 


 
 
 

Es curioso, pero el término “indígena” jamás se usa para referirse a los pueblos de los países dominantes y colonizadores.



 

 Sí la cultura dominante le llama oficialmente a los invadidos: “indígenas”, acepta implícitamente que, los que no son indígenas no son de esta tierra. Es decir, son descendientes de los invasores y colonizadores. 



 


Al llamar a los diferentes a “nosotros” –indígenas-, se está aceptando tácitamente que existe una invasión y una colonización de los pueblos originarios.  

 


Y quién es “indio o indígena”. Casualmente los más pobres, marginados, excluidos, que son rechazados por la cultura dominante. Según el INEGI existe un 10% de “mexicanos indígenas”.
 

  


Es decir, se les preguntó que sí hablaban una lengua originaria y contestaron afirmativamente. Pero sabemos que cinco siglos de coloniaje, ha enseñado a los ciudadanos que tienen la “desgracia” de pertenecer a las culturas anahuacas a negarlo, porque el ser indígena es sinónimo de ignorancia, injusticia y pobreza.   

 
 



Pero existen muchos millones de ciudadanos que no hablan una lengua anahuaca, que viven en ciudades y sus grandes cinturones de miseria, pero que siguen consciente o inconsciente aferrados de manera atávica a la Cultura Madre.  


 

Que la manifiestan cotidianamente en la forma de entender el mundo, la vida, la muerte, la familia, la amistad, el trabajo, la naturaleza, etc. 



  
La pregunta obligada, y ellos, “qué son”. Creemos muy torpe y racista, que a quién no hable una lengua anahuaca, se le defina cultural y hasta racialmente como “mestizo”.



Si existe un 10% de ciudadanos que sus orígenes culturales y raciales son foráneo.


 Y otro 10% de ciudadanos que se autodefinen como “indígenas”.
 
 

El gran 80% de los ciudadanos restantes que se consideran “mestizos”, su mezcla está más cercana a lo europeo o a lo anahuaca. Como dicen los clásicos “esa es la cuestión.

 



Los ciudadanos de este país, el “país de los criollos”, hemos vivido como huérfanos de nuestra Madre Cultura. La madre de “la “Patria de los criollos” está en España, Líbano, Francia, Inglaterra, Israel, etc.  

La Matria de los anahuacas está en la sabiduría y las instituciones de la Civilización del Anáhuac, es decir, en La Toltecáyotl.

Por esta razón, el futuro del pueblo está en el conocimiento pleno del pasado de su esencia y raíz ancestral.        






Visite www.toltecayotl.org      

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